PARIS, LA CIUDAD LUZ
¡Cuanto te soñé…!
Mucho antes de conocerte, quedé prendida de tu carisma y de tu romanticismo, no en vano tantos te han amado y continúan amándote. Has sido la inspiración de poetas, de escritores, de músicos, de pintores, y sobre todo de los enamorados.
Tu belleza es innata. Tu belleza es pura.
Recuerdo como si fuera ahora, nuestro primer encuentro. Era una cálida mañana de agosto. Casi no pude pegar los ojos durante el trayecto, pues era tanta mi emoción por encontrarte, que simplemente no podía dormir.
Luego no paraba de pellizcarme para darme cuenta de que estaba despierta, conociéndote después de tanto anhelo por hacerlo.
¡Oh cuanta belleza! ¡Cuanto equilibrio y gusto!
Me dejé llevar por tus avenidas y bulevares, como tantas veces lo había soñado, pero ahora era un sueño hecho realidad. Disfruté de tus cafés llenos de risas y alegría. Degusté tu rica gastronomía así sin más, en un bistro que encontré durante mi paseo. De hecho fue difícil decidirme, pues la variedad era grande. Hice un brindis por nuestro encuentro. Saboreé tus deliciosas “crêpes”, acabaditas de hacer, ahí justito para mí, que pasaba por un kiosko de una de tus frecuentadas calles.
Ahí no más, me di cuenta, que nuestro amor sólo comenzaba.
Ahora después de tantos encuentros, te digo con certeza, que mi amor hacia tí sólo aumenta.Que mientras más te conozco, más quiero conocerte. Ahora comprendo por qué todos siempre te han tenido tanta admiración y cariño.
¡Brindo por tí, por la luz que das a todos los que te conocen! ¡Brindo por el amor!